miércoles, 26 de diciembre de 2012

Credo de Nicea

A Ñ O  D E  L A  FE   2 0 l 2 – 2 0 1 3


CREDO  DE  NICEA


Creo en un solo Dios. Padre Todopoderoso, Creador del cielo y de la tierra, de todo lo Visible y lo invisible. Creo en un solo Señor, Jesucristo, Hijo único de Dios, nacido del Padre antes de todos los siglos: Dios de Dios,  Luz  de  Luz,  Dios verdadero de Padre verdadero, engendrado, no creado de la misma naturaleza del Padre, por quién todo fue hecho; que por nosotros, los hombres, y por nuestra salvación bajó del cielo, y por obra del Espíritu Santo se encarnó de María, la Virgen, y se hizo hombre y por nuestra causa fue crucificado en tiempos de Poncio Pilato: padeció y fue sepultado, y resucitó al tercer día, según las Escrituras y subió al cielo, y está sentado a la derecha del Padre; y de nuevo vendrá con gloria para juzgar a, vivos y muertos, y su reino no tendrá fin. Creo en el Espíritu Santo, Señor y dador de vida, que procede del Padre y del Hijo, que con el Padre y el Hijo recibe una misma adoración  gloria, y que habló por los profetas. Creo en la Iglesia, que es una, santa, católica y apostólica. Confieso que hay un salo Bautismo para el perdón de los pecados. Espero la resurrección de los muertos y la vida del futuro.

Amén

miércoles, 19 de diciembre de 2012

N A V I D A D

 Palabras leídas al finalizar la misa
16 de diciembre del 2012


Navidad

Cada año llega la Navidad, los hombres olvidándose de su credo, raza e idiosincrasia se desean mutuamente una feliz Navidad.
Saludo impregnado de buenos deseos y expresión de honda alegría.
Es que ese feliz Navidad es un sentimiento tan denso, tan maravilloso y pleno de esperanza que contiene lo mejor que sale de cada uno para el otro.
Y por lo mismo tan diverso  a todos aquellos saludos que a fuerza de repetirlos van perdiendo aquella frescura y familiaridad.
 No sucede así con feliz Navidad, que tiene otra dimensión porque contiene un mensaje de cristiana alegría que nos trajo el Señor, para todos los hombres revestidos de buena voluntad. Porque renueva en nosotros esa esperanza de paz, por encima de tantas miserias, injusticias y limitaciones humanas. Porque otorga esa hermosa reconciliación con el hermano ofendido. Crea en el corazón un modo nuevo de amar, mas profundo, mas autentico en medio de la comunidad de los hombres. Une a las familias dispersas, en la mesa común para el pan de la fraternidad. Rescata al pobre en Aquél que nació como tal.
Abre la esperanza de poder contemplar un mundo mejor basado en el respeto común. Sintetiza el porqué de nuestra superación.
 Cristo alerta para que se tome una conciencia más seria, hoy más que nunca, para que los grandes valores de la persona humana no se vean postergados sino realizados. Que ese feliz Navidad de este año señale sus contenido real y que cada hombre experimente esa alegría que nos trajo la venida de Cristo sobre la tierra.

P. Francisco Bianco